Narciso llora sobre el monte violeta. No conoce a su espalda ni a la velocidad de la sangre. Dos centuriones se le acercan. Tienen una mirada de pájaro. En el Edén, una campesina lanza amapolas que piensan.
Lesamieron está sentado en su colina. Su sombra abre los ojos: la ternura vive en los sepulcros.
Nadie sabe donde el vacío acuna el agua de mi mirar. Donde se desapenan mis quietudes.
Brillo con nadie, y miro.
Hay galaxias en los claros del bosque.
- Te daría un beso todavía antes de que nazca. Con tu boca, cuando le dan de amar, grabo mundos.
Y ahora vete.
El amante está dorado de afonías que se tocan en los silencios de ella. En ese bosque, las nubes piden limosna y se cortan con la llovizna.
Dos penas caminan atadas sobre una estela.
Hay un grito de acero que enciende la vitrola.
- Vamos Soma, ven.