Parte del recuerdo de una vida alienígena es introducida en un cerebro humano, la semi inmortalidad del pensamiento existe en esa zona dimensional del universo que está detrás de la nuestra, mi alma se nieva encajonada dentro de un minuto profundo, la luz de la luna se seca cuando se queda dormida debajo de un escritorio, un grito rueda al interior de una gota que en otra vida fue un sabor, el objetivo del extraterrestre es lograr pasar con nuestra ánima a un "segundo tiempo" que esté metido en nuestra mente antes de que su universo local se cierre, existe un pueblo eterno dentro de nuestra memoria, un músculo cae a lo insondable de un olor que lo muerde todo, la luz se llueve con los látigos del ruido, una fragancia se aplasta contra el frío cuando es leída mientras canta alrededor de su propio peso, la enfermedad se arruga en el viento de una música que transporta nuestras cabezas al cielo, la tristeza se vacía sobre senderos de plomo fundido, la soledad se enamora de la delgadez atómica de la claridad de un aroma, la eternidad se espesa en las caderas del calor, nuestro cerebro son los cojines blancos del futuro, neuronas y sentimientos crepitan entre sí cuando limpian catedrales retorcidas, "los psicólogos enseñan a odiar para sanar"... dicen las ciudades más perdidas del mundo cuando se asoman al balcón, la reina tenía al color de su inteligencia perforado por los contornos de su dolor, el infinito llena de sales a la luz de un amor que se seca, se hace una perforación en el olvido que vive dentro del calcetín de un cadáver, las palabras hacen brotar árboles sobre la sed de las olas del mar, mi madre talla su caballo de madera mientras yo me muero oxidado sobre la arena, colgada a los costados del murmullo la espera resbala hecha de agua amarga, un ser es abducido por su propia idea y trasladado luego frente a un Hijo Creador que está desfilando bajo el túnel dormido de su beso.
