Me perforaba con arena la inmóvil necesidad de ser. La humedad suspendía en sus párpados el estado del alma más frio de una fe y de un amor. En el mercado de la soledad, el cielo sostiene a la muerte como una infancia cuando su lámpara se apaga.
- Los señores del momento arrastran su mano. Y huele a plumas de paloma metálica...
- Son naves extraterrestres que están buscando la planta nupcial de tu alma, Soma.
Una luz es un venado sin muerte en que revivirse la muerte.
Una sombra se ama callada. Ella se implanta con hombres y mujeres en claveles erectos de dulzura.
- No trasciende quién vive con lentitud lo simple de sus experiencias, sino quién aguarda largo tiempo hasta saber que fué lo que cayó en su profundidad.
Hay deseos ebrios de niñez que buscan la agonía en las muecas de Dios. Afuera, sólo cambia la piedra rota en pedazos bajo sus gotas de clausura. El corazón y el mar lloran. Juntos, esperan que llegue el silencio como un sonido extendido.
Sopla el viento.
Una botella es el suspiro de una estrella.