lunes, 30 de enero de 2012

EL ATARDECER QUE LADRABA EN LAS COLINAS.

La madre de los cuerpos, de cada ser vivo, la " mater", era la materia.
Y sedujo.
Sedujo al tiempo, al padre, a la mutación, a la forma.

El deseo se puso a llorar con el sabor a leche de sus esencias. Algunas masas se convirtieron en joyeros para frambuesas. Se aferraban entonces, con sus labios, a los parásitos de lluvia con ganas de comer.
Los cabellos de la literatura se perdieron en un poema que había entrado en mi insecto.

La memoria perdió su belleza en su camino vital. Hacia atrás, se contrajo en el tiempo. Una caricia se encongió en el espacio. Ambas se marcharon.

Lesamieron amontonaba ojos en el centro de una canción rodeada de dulces y troncos secos.
Todo ello era un misterio.

Los días se vuelven en su mayor parte irreconocibles. Un acontecimiento se superpone innumerables veces en su imagen.

- La locura es un desgarro en las hebras del recuerdo.

Un antiguo sueño se sale de la cama del alma para regar el jardín de sus dudas.
Se acuesta cuando descubre que la claridad es un soldado.