domingo, 12 de febrero de 2012

TIERRAS VESTIDAS DE ABADESA.

Los Hijos del Paraíso aceitaban sus sueños en agua bajo los collares de la lluvia.
Una representación introduce su carne en una cerradura. Grita con su hálito salino cuando descubre que no capta la esencia en sí misma de los seres, sino que el carácter de las cosas humanas.
Un músculo escucha al dolor secarse en un pañuelo.
( Toda idea, inextensa, otorga forma a la materia. Pero primero toma de ella su extensión ).

Una creación pensante acusa la muerte de su novia ante una superespecie existente como entidad energética.

Lesamieron encuentra a la víspera de mi vida en un jarro en cuyo interior hay un cuerpo narrado en el moho.
( Tu desmedida sensibilidad conlleva una vida excitada y cerebral anormalmente elevada, enérgicos latidos del corazón... y melancolía ).

En un agujero de gusano la religión mira a la muerte pasar a otro continuum espacio-temporal.

Una presencia perfora la mente con las alas del olvido.
En el amor sexual la naturaleza tiende a torcer el cabello en algo más oscuro, a los ojos en algo más castaño y; a la piel, en eclipses de cola blanca.

En mi pecho hay un balancín que oscila entre cuatro paredes.