lunes, 19 de marzo de 2012

PULSERAS PARA EL DOLOR VERDADERO.

Ham, el primer chimpancé arrojado al espacio sideral, el primer chimponauta, se había marchado en la capsula Mercury. Sentía su alma como la luna, deslizándose calladamente.
Su espectro hoy gotea, húmedo de dolor.
Estaciona sus sollozos sobre un pañuelo.
El alma se le ve como una ágata ojerosa en un fango de luz eléctrica.
- En mi mismo el universo es muerte, y su nada, soy yo.
( Y tiene razón: Ham fue alguna vez portada en la revista "Life". También pasó el resto de su vida en un zoológico ).

Hubo un tiempo en que la tierra estuvo encima del cielo.
- Amado mío, espera a que se escurra mi sangre en el escondite hondo de tu boca...
( Soy el deseo de no estar ya vestido, opinaron entonces los labios ).

Su cabeza: un vacío donde se acumulaba la ceniza del corazón.
Un rayo estremece la Tierra.
Desde entonces, estamos abajo

Los dioses: esas otras manchas de un pájaro que, sin alas, vemos volar por allá arriba.

Lesamieron dobla un tallo en la oscuridad. Se libera su escasa esperanza.
Un diente muerde al cielo en la boca de una bella mujer.


Hoy, el firmamento regresa a su barro atado a una bailarina.