En el Ain Soph la poesía llega a buscarme en una síntesis de todos los Dioses Creadores. Las preguntas consumen vida para generar sus espectros lumínicos a partir de una ecuación probabilística.
El mundo físico mira a un pez y lo introduce dentro de una señal energética. Después, desgrana una perforación con su sombra.
El sol mira a lunas negras plantar flores en la parte más dura del abismo.
Ruach y Nefesh se acoplan. Los veo formar una unidad alma-espíritu que sintetiza la creación soberana de la Luz.
Me aseguran que pertenezco a la primera trinidad de filiación del Arca. Las naves afloran ahora, heladas, desde mi vida interior. Ingresan, desde la parte superior de mi acantilado.
Hay una red de venas en el viento que nunca presintió al amor.
Una pesadez descompuesta me pone algodón y penetra en cada especulación de mi mente. El extraterrestre entonces me mira.
Dos ancianos juntan sus llantos en los ojos de Lesamieron. Los descargan con su vista sobre algunos objetos que mueren en el fango.
La náusea nada ahora en una canción que se esconde en las plumas de un búho.
- Quiero tu extensión más hundida en mi amor para crear un globo en el cielo que esté inflado con el olor de nuestro sexo...
En el Código Secreto de la Biblia aparecen escritos juntos, nuestros nombres.
Un pastor observa como, en un río de cristal, las hermandades del universo local se introducen en los cimientos de la lluvia para llegar adonde duerme tu raiz en mi raiz.
Un axón se transmuta en el salón desabrigado de mi neurona.