Las puertas del cielo comienzan a abrirse.
Se sella la ruta de un pez con tres ángulos que no tocan la vida.
Una armadura blanca es colocada sobre la carne fresca de un niño metido en la cáscara de un vacío oculto en un saquito de silencio.
Se arrojan juicios de seres grotescos a una bóveda con pulsaciones colgadas en la frente de la cruz del tiempo.
Lesamieron atrapa un brasero que cae en un diluvio de sangre. Su mirada curva las olas y golpea los velos que se levantan ante el pluralismo de mundos conscientes.
Un lúnatico mide las consecuencias de vivir en la frontera de una flor junto a un grupo de extraterrestres que habitan el fondo oceánico.
- Amar es la frágil fatiga en los movimientos retorcidos del gesto de tomar que es sostenido en vertical sobre la ruptura de todos los nervios que se han empeñado sufrir nuestro orden sentimental...
Nadie sabe quién nada dijo.
El tiempo habla. Hace cosas sin olor dentro del reloj de pulsera.
Hay lugares sin esclavitud en la ola, a finales del fuego.
Se reproduce el sexo afectivo en el aliento de un Dios aplanado por una granada en colisión.
En la eternidad, unos senos hechan sangre por el vino.
Algo mirando por una extensa honda melodía cerca del desembarcadero prensa pintura en una tela de presentimientos que descienden escalones que se parten ahuecados en las manos de un espíritu.