jueves, 31 de octubre de 2013

EL LABIO QUE BUSCABA PÉTALOS DE AZÚCAR EN UN VIENTO QUE ROZABA CON SU SONIDO LA PIEL MOJADA POR UN BESO.

Una bacteria adolescente extraía los ruidos de su consciencia sentada en la sangre, una sociedad anónima se agrieta mientras mastica su sonrisa muerta, nubes de estrellas giran indefinidamente alrededor del circuito de mis personalidades, todos los mundos de todos los universos se me filtran por los nervios, descubro al hijo del Hombre sudar empalado al agujero del silencio, en el eco de un arroyo la viajera desnuda su cuerpo y luego lo arroja con un vaso vacío, la muerte se muere de frío al interior de un estremecimiento de espuma, un beso se desnuda y tiene olor a cadera fresca, el amor frota su piel contra el aire al interior de una caña de azúcar, un transeúnte escucha al olvido llamar por teléfono al calor más violeta de su ausencia, el ojo danza sobre un cerebro de flores, los senos de Jesús se derraman sobre el soplido encendido de una pared que canta, todos los pensamientos internos de una sílaba se sacuden en la boca de un ratón blanco, un diluvio de ruidos quema el pecho ácido de la libertad, una mirada se parte junto al sentimiento de seda vertical que tiende sus manos desde un vidrio frágil, criaturas imposibles despiertan respirando dulzura en la dureza de su sed, un rasgo sostiene la suavidad de un fluido en el óxido del susurro, la pluma fornica con su fuego oculta en una hoguera fría, los músculos del vientre liman las llanuras del deseo cada vez que crean nuevos mundos desde la fuerza de gravedad de su propia eternidad, la paz entierra su poesía en un escombro de silencio, la lluvia es el pañuelo del alma, un collar pronuncia una idea que se hace palabra a medianoche, en la fuente central de la sabiduría ilimitada una gota de sangre mana con su vida gélida que huele a durazno maduro, la distancia tiene la mirada caída en la melodía de un error que recoge insectos desde su pecho, entre ellos... hay un ángel en harapos... soy yo.