La luz negra tiembla sobre su página blanca. No hay sombras. Hay sal que gotea desde su mundo níveo. Y el alma se alumbraba al nacer en la lluvia. Y el amor no cesaba de respirar.
Lesamieron miró al cielo, escuchaba su silencio callado. Una barca se hundía. Se abría. La ausencia jadeó entonces arqueando sus huesos contra las flores.
Y el Universo tuvo el sabor de un canto de cisnes.
- Te amo y tú no vienes, decía el viento al relámpago.
Yo estaba a punto de encarnar. Lesamieron giró su rostro en los fragmentos de mi corazón quemado por sus labios.
- Lo invisible reposa en un viejo muro rosado. Lo esencial... cantará sobre el perfume azul de tu memoria.
Lesamieron había hablado, despidiéndose de mí.