jueves, 6 de enero de 2011

LA BRIZNA.

 Se abría en el cuerpo del amor, tanto, que un rey moría por ella. A veces, su amante se iba con una melodía que olía a sexo hecho de vientos y fiestas.

- En algún lugar morir es soñar, dijo Lesamieron.

Y una brizna llamó a la puerta toda la noche :

( "Tengo el alma partida y compartida" ) .

Dedos de polvo habitaban en la palma de sus manos...

- Hay moradas estelares que son el manantial de nuestro cuerpo.

Entonces las bocas miraron al cielo.


Ella, en quien se amaba, se hundió para que la Tierra se cerrara y el tiempo no se la comiera y bebiera.