martes, 26 de abril de 2011

TONO.

- Es el rictus de tu propio ego...
La profundidad se encontraba en un relámpago de carne que gemía en un girasol. Se enviaba a la Tierra como un telegrama hecho  juramento.
En la boca, las huellas de los dedos del suicidio improvisaban un desfile de senos para que los soles lo golpearan.
- Se sabe que las lenguas son un libro, y los ojos, sus torres.
En el vientre de Lesamieron apareció una historia. Nadaba y se acoplaba en sus pulmones. Eran almas disgregadas cubriendo pantanos. Eran runas que se acercaban de blanco a la tristeza de aquél espacio de plata en el corazón. Donde el silencio alucinaba de gris.
¿ Quién sabe aún matar a sus personajes ?
En el cielo las vidas volaban su "nunca".
Una espada está parada a la puerta de la civilización humana.
- El mensajero en realidad es una muerte que vive. El mensaje eres tú, al tocarla.
Una cantidad de fragmentos dialogan entre las piernas.
Son tan míos como yo...

Un aire lejano es de oro.