En el biorritmo de su cuerpo, los flujos cóncavos en ausencia de su encierro, alineaban cada latido vibratorio a la corteza cardíaca. Era la energía lumínica creadora, seres originarios de la sede central de la constelación que hundían sus sentidos en el misterio de un herniado dolor cálido.
Lesamieron visitó más allá del calor helado. Bloqueó un dibujo que le hablaba a un ciervo sonámbulo que usaba un collar encendido con la alegría de los astrónomos.
- El miedo tiene el hálito salino, dijo el espectro de una cabeza que desangraba, en un armario oscuro, al horizonte.
Los directores creadores enlazan su materia física preeliminar en las personalidades espirituales no individualizables del universo.
Las palabras se transforman en senos con flores.
El habla mete una manada de caballos en los pendientes de miel caídos desde de una cáscara de naranja.
La medida central para las diez octavas contenidas en la resonancia cromática de los sesenta centros de poder del tiempo actual planetario, activan las formas pensamiuento en los mundos afines a las formas simientes.
La tristeza de un cuerpo es hechado a un cesto.
La risa siente carbones en el estómago cuando la lluvia revienta su rostro sobre el jardín.
Un alma muerta vé sobre el valle de las flores pasar a las 484 combinaciones del sonido de la luz.
La tos de un resfriado desata del viento un libro que espera la luna llena para repartir sus bolsas de fuego.