Una mujer, con trenzas de papel, salta de una estrella a otra.
El número veinte busca al once que solloza. Hay cincuenta y nueve lunas. Se abren, como brechas brillantes, girando sobre mi lecho.
Las pirámides son las raíces barométricas del alma.
La energía vital mesiánica gira sobre sí misma como si fuera a morderse.
Más allá del umbral de autorización de nuestro tiempo de conciencia el nivel de salida de la creación planetaria es depurado.
- En tu cabeza, las princesas, respiran aire puro.
Lesamieron lee en los cabellos hojas de venus sin bordes de amor.
- Lo que no pueda ser espiritualizado, se desbaratará sin poder ser recoordinado con la nueva realidad cósmica. La dualidad, a lo que lleva finalmente, es a una Deidad Dual del origen en la infinidad del Dios Uno.
Los días se estaban desnudando en el agua cuando, un anciano de cristal con girasoles en los ojos, comía las cicatrizes hechas de esmeralda que gemían dentro de su corazón.
El contactado sabe que entre su sensibilidad está la muerte.
- Los dos estamos, amor, para siempre a solas con el primer destello de este espíritu -que no se cómo- penetró en el espacio gris del mundo.
Es que hay un pantano donde el hielo resplandece debajo.
Y la niebla tiene las rodillas tibias.