jueves, 14 de febrero de 2013

LA HUMEDAD QUE SONABA CON VOZ HUMANA CUANDO EL VACÍO DE LA VIDA ERAN HIERBAS QUE CRECÍAN EN LAS FALDAS DE UNA MUJER CON EL CORAZÓN HERVIDO.

Hay aminoácidos que descargan sus objetos sobre la exteriorización de teofanías erizadas en continuidad y cambio físico.
Los seres humanos, hunden en lingotes de cuarzo, los diques vencidos de triztezas triédricas amarillas.
Lesamieron camina sobre cimientos de lluvia situados sobre un río donde se desabotonan lentamente los pechos las dueñas de la carne.

Un príncipe Angélico se inclina sobre las enredaderas de un cielo caído al centro de mis piedras de luna rota. Recoge hundimientos en los ecos que se sumergen como gotas de tierra en los pulmones.

En la sombra del eclipse habitan pensamientos que van huyendo de los fragmentos de su biografía.

Un canal de datos activa espacios de vidrio oscuro en el alma.
Se encarna en salones de conciencia a los que llamamos planetas.
Un sísmo resplandece sobre la noche de doble pecho de un amor deshabitado metido en un concierto de vértices.

Un implante de aromas fríos nadan sumergidos en una línea de espuma que emerge del corazón.

En la sub-unidad de una conciencia humana el extraterrestre arquea el eslabón de su tiempo biológico para el sustrato mnésico de nuestra entrada y salida sensorial.

El sedimento de lo que te amo se alarga con tu cuerpo que es la pregunta de lo que cae en tus fibras como techo de lo que nos separa.