Hay un olor a alegría triste en el colesterol que conlleva la arginina. Un Elohim llega entonces con su forma simiente en el último día de vida de una azucena.
Se escucha salir un blando aleteo desde el alma de un crío. Su madre le cierra los ojos. Expira sobre sus labios. Un relámpago disfruta entonces inundando los ojos del niño.
Cien mil millones de funciones en los ácidos nucléicos se reunen a observar cómo el cuarto estado de la materia se usa a sí misma como parte de un sistema viviente de comunicación de cristales.
Un manco arrastra a un bailarín a lo largo de los setos. Un golpe de ramas se sale de tu memoria cuando escucha bailar al ritmo de un villancico.
El frío era tierno antes de criar panza en su cuerpo de carne. La nieve se sintió alma en una cabeza rota.
Lesamieron descubre un lobo rojo cosido en el pensamiento de luz que anochece al interior de su boca.
Se corrige la evolución retrógrada del cerebro pasando a través de una aceleración de tiempo. Un flujo de iones de sodio opera transfiriendo información entre códigos cerebrales.
Mi corazón es un pájaro de hierro que siente en su garganta la cuerda tiesa de tu falta de amor. En el cuello de una melodía se agita una muñeca. Juega con sus genitales en la cuna.
Hay enlaces inductivos-bioeléctricos en el camino subterráneo de nuestros esfuerzos emotivos. Una bailarina enamorada de un gorrión pega el capricho de su biografía sobre el aura de un trozo de algodón.
La eternidad llotra en el hombro de una calibración de ruido-temperatura.