lunes, 23 de julio de 2012

LA MUJER QUE CREABA SALAS EN EL HORIZONTE Y GUARDABA AHÍ SUS MEMORIAS PARA REGAR LAS FLORES DEL SOL.

Se abrió un tunel del tiempo. Ahora la misión era mantener a los mundos creados para la vida en un ambiente artificial.

Hay una mancha de sangre en la espalda de una lágrima que está prisionera al interior del agua de un río. Una ola se atornilla en el éxtasis abierto de la mirada.

Las setenta y dos áreas de una mente metida entre las aventuras del fuego estaciona sus vehículos de luz para que ondulen sobre las brillantes estructuras de una Jerusalem Celeste.
El Zohar se pasea por el vientre de su madre.
Su silencio es blanco.

Lesamieron se contrae en una partícula de pensamiento desde donde pueda controlar el paradígma de la fusión físico-espiritual. Hay bioacloplamiento en un vestigio que es idéntico al de fotón, salvo por su masa Elohim.

El amor vive sus edades tocando una felicidad hecha de granos de tiempo. Después, se lame.

Entre tinieblas espirituales, la codificación para el conocimiento de la metamorfosis trata de desplegar vida más allá de la luz eterna.

Un mirlo muere de cansancio mientras el peluquero deja caer su cabeza inerte. Muere ahogado con la nieve que se le escurre por la boca.
 Alguién esconde al otoño en la lengua de una muñeca que chupa la resina de los corazones que han abandonado sus sentimientos ocultándolos dentro de los globulos rojos.

Una palabra se sumerge en los elementos de un cuerpo de destellos para ser bautizada por aquellos seres que cierran sus párpados ante las colonias eléctricas de un rayo.

- Dame la mano, mi amor. Quiero tocar tu aire en mi mundo. Ser un minuto caído por las líneas de tu mano. Pero ya se acerca una brisa con el alba.
Ella se introdujo por las puertas del sueño. Había un lobo que lloraba frente al ojo de un toro. Acababa de descubrir que la felicidad es agria...