Un gajo cerebral hizo ruido subiendo la escalera.
Una pirámide de inteligencia llenó de sal nuestra galaxia.
Hay un reguero de sangre que quema flores...
- Me anochezco en una pompa de azúcar, vida.
Y las hojas albergaron esa voz lenta para que cicatrizase con el sol.
Sus besos emigraban dentro de mis poemas para cantar sobre el sonido de los muertos.
Lesamieron da luz con su lámpara a la imaginación unificada. Lejos de un eco leproso, la voz de una fruta bebe deseos hechos amapola en mi sombrero negro.
En mi mente se equilibran los poderes cristalinos. Revuelvo toda la ropa y mis poemas son ahora vestidos sucios. Cuelgan las interrogantes.
En los bolsillos de una suicida se derrite el dolor. Su marido descubre que, esa mujer, apenas humana, nunca fue todo lo humana que hubiese querido ser para él.
Le dice entonces que entre en su silencio.
La libertad de espíritu son cabellos que cuelgan desde un trono blanco.
El loco los contempla...
Son espectros que resbalan, que se lamen los muslos y gravitan sobre los algodones rosados de una melodía.
La noche que amanece abre sus piernas y hace el amor con los despojos de nuestra indiferencia.
Un final de bronce agoniza encerrado en las permutaciones de la evolución superior. Ella, se muerde los labios. Roza las almas, y pregunta: ¿ porqué tienen que usar tanto mis dos pies ?
Una pirámide de inteligencia llenó de sal nuestra galaxia.
Hay un reguero de sangre que quema flores...
- Me anochezco en una pompa de azúcar, vida.
Y las hojas albergaron esa voz lenta para que cicatrizase con el sol.
Sus besos emigraban dentro de mis poemas para cantar sobre el sonido de los muertos.
Lesamieron da luz con su lámpara a la imaginación unificada. Lejos de un eco leproso, la voz de una fruta bebe deseos hechos amapola en mi sombrero negro.
En mi mente se equilibran los poderes cristalinos. Revuelvo toda la ropa y mis poemas son ahora vestidos sucios. Cuelgan las interrogantes.
En los bolsillos de una suicida se derrite el dolor. Su marido descubre que, esa mujer, apenas humana, nunca fue todo lo humana que hubiese querido ser para él.
Le dice entonces que entre en su silencio.
La libertad de espíritu son cabellos que cuelgan desde un trono blanco.
El loco los contempla...
Son espectros que resbalan, que se lamen los muslos y gravitan sobre los algodones rosados de una melodía.
La noche que amanece abre sus piernas y hace el amor con los despojos de nuestra indiferencia.
Un final de bronce agoniza encerrado en las permutaciones de la evolución superior. Ella, se muerde los labios. Roza las almas, y pregunta: ¿ porqué tienen que usar tanto mis dos pies ?
