miércoles, 10 de abril de 2013

MÁS ALLÁ DEL CONTORNO DEL OLVIDO QUE RECORDABA TUS PEQUEÑOS MURMULLOS COLGADOS A UN COSTADO DE LAS RAMAS DEL MAR.

La lluvia enviaba señales de humo, y en cuanto se partía, el suelo quedaba cubierto de hollín. Yo comía de los fragmentos de un sueño. Mi frente se oscurecía inundada por un sudor en forma de collar.
Dentro de un tiempo dorado la velocidad del chillido dio un grito en mi carne.

Una paloma con olor a oxigeno resplandecía, sobrevolando mi jardín. 
( ¿Era ese un signo de agua en la sal del cielo? ).
Un ruido ordenado se filtró convertido en la magnitud de sus colores. Azul, dorado y rosa, abrieron luego sus alas en un juego de pliegues marinos que se esparcieron en destellos de un metal ondulado por mi mente. 

En cada uno de nuestros universos y cascadas se escuchaba una canción. Salía desde las orillas de un mar de energía que la materia traía, como hierba rubia, escondida en un jardín de hojas de algodón.

Lesamieron descubrió una patria de piedra donde el dolor eran glaciares de zafiro que escondían su llanto al emerger por las salas de embarazo.

Tallos de escarcha apagaban la luz de su boca bajo manchas que caían desde un arcoíris nocturno. Se mordían así, los bordes del recuerdo que habían escondido en todo mi cuerpo.

A mil millones de años de nuestro tiempo actual planetario, me encerraron, con un mes de noviembre, bajo diques de papel que desabotonaban un amor de aliento estático para que yo lo describiera.
Bajo las ranuras tristes del pensamiento de sus pechos blancos manaba el alma de un deseo que parecía un durazno maduro empapado en leche.