Los días son minutos que se van hacia atrás, la tela de una cópula asociada a nuevas vibraciones sónicas que bombean los campos polarizados para que se permita a las células humanas desplegarse en una configuración de temperaturas edificadas por el ruido que hagan surgir múltiples burbujas lumínicas alrededor de los puntos de giro de su propia envoltura, la lengua busca en mi garganta un orificio por donde pasen los locos, mi delirio se detiene en el amor más salino de todo calor, un eructo traza el itinerario de un fragmento de sueño perdido entre generaciones de colores negros y azulados, un hueso ha sido puesto por Dios sobre la cabeza de un poeta con el objeto de rozarse con la ingestión de sus versos, mi espíritu encuentra un soplido con forma de concha olvidado al interior de una vagina, el orgullo se mata en el polvo de una sombra sin imagen, formas nubosas de pudor se apoyan en un estallido del semen, el presente es una tabla de madera enamorado de la frigidez, el frescor la roza, hay un grano de carne que crece en una roca seca después de la llovizna, alguien coloca su cabeza en la mugre del paraíso y descubre a su YO desempaquetando la nada, una molécula se excita con iones de hidrógeno pensando en la transmutación de sus micro fibras de luz, el vacío se hace un hueco en la chimenea, está congelado desde el día en que lo mataron, una caricia se hunde en la encía derecha del Creador desde hace ya miles de años, la cuantización espacial de mi cuerpo en relación al hipotálamo es estimulada por un extraterrestre para mutarme hacia una nueva longitud de onda perceptiva, alrededor del vientre una espiral de aire prueba algo de irrealidad en mi pensamiento, los casilleros de las hebras del alma se entreabren frente a un horizonte eterno, hay goteras hechas vinagre que se deslizan desde el corazón de un orgasmo que se endurece, el silencio es prensado por la acidez.