El amor puso sus gestos en el salón sobre el cuerpo lechoso de un pensamiento eterno que palpitaba en los brazos de un poeta que estaba cubierto de hollín, él sabía que en el paraíso las calles no tenían nombre ya que sus aborígenes estaban plenamente conscientes de la secuencia de hechos sin tiempo, el Jardín del Edén tampoco tenía espacio, pero sus volúmenes eran absolutos de muchas otras maneras e iban más allá de las áreas habitadas por la mente finita, la lluvia dejó impreso su pulgar en una velocidad cuyas ramas periféricas caían demasiado rectas, un fragmento de insomnio se rasga en cuanto pulsa el botón de mi nariz buscando su corazón a gas, un molusco de lana flota suspendido sobre un astro con plantas de porcelana, la muerte se pone caramelos en los ojos y luego mira por la ventana, la periferia de mi alma es tan vasta que hay en ella campos de desembarco y envío de seres del espacio exterior, siete planetas giran resplandecientes sobre el cutis de un átomo encerrado en una carroza que sondea a tus caricias, en mi barbilla la música traduce un poquito de muerte que busca encontrar un puente de plata para dormir debajo, la cortina del vacío se agita en el amor que siento por esa mujer, una muñeca descubre sus pulmones en un estanque mientras la cera se le derrite en el cerebro, hay túneles habitados por la luna que se enamoran de los rumores germinados desde las algas de su suelo, sobre un ombligo flota el aire de un "buen día" muerto, la conversación descubre en los vértices de las palabras cicatrices que se parten, los ancianos tuvieron su encuentro en la tercera fase con el amor que bajó sobre la colina mientras le temblaban los dientes, el sudor cayó mudo sobre arenas sin nombre que se trocaban en cavernas bajo los dedos de los pies, ¿ qué pasaría con dos silencios gemelos si un ángel los usará como las telas de un sueño para rozarlos en su nada ?.
