jueves, 23 de enero de 2014

EL ABRAZO QUE NO REGRESÓ DE SU DESAPARICIÓN EN SÍ MISMO POR OCULTARSE ENTRE ECOS DE PLOMO.

Anillos concéntricos en futuros universos para la creación de cráneos de carne, hay un minuto de cristal que se mira en los colores del Gólgota, un antílope azul carga su cuerpo mientras su alma cae oblicua, el invierno se encierra en las jaulas de una flor, el cielo y la tierra se arrastran por mi sangre, el azúcar se ríe al ver una azucena que se marchita, amo a la pequeña naufraga que me lee, un beso sufre por prescripción médica, el paraíso se rodea de un plano galáctico que muere en el gesto de tomar, soy la coagulación extraterrestre de una especie caída en la quietud del calor, llevo forma humana para los movimientos del renacer, se oye una colonia de claridad lumínica en el espacio horizontal del tiempo vertical que oculta sus parasoles nevados en Marte, el halo esférico de siete mil años luz le dedica un poema a su cadáver, el amor tiene frío cuando llora sus pensamientos, hoy el universo se toma el pelo y lo peina con olor humano, el viento siempre amó los pensamientos callados, alguien está pensando en donar la biblioteca de Dios, la gravedad metagaláctica de un libro se muerde los labios en el horizonte,  el aliento toca los resortes del ruido oculto de un foco de luz, hay una protuberancia central en dirección a la constelación del pesimismo, una mirada expande su flujo de copos en las manos azucaradas del azufre, después la electricidad desgasta la vida de una vibración que sobrevuela sus senos, una princesa encuentra su verdadera voz en las piedras que arrojan los niños, la distancia se pinta en las ramas de los árboles, algunos curas expelen junto a sus pedos jeroglífos minerales, en los mares hay un pueblo de gritos que muere mirando al sol sobre las cintas metálicas del agua, la desnudez es una lámpara que se arruga de frío ante los movimientos fríos de una mano, hay una tormenta entre yo y un espejo que se extingue sobre el contorno de las palabras.